Comunicación no verbal – José Luis Martín Ovejero
«Tan importante es lo que hacemos y es digno de observación y escucha, como lo que dejamos de hacer y no hay que pasar desapercibido»
Después de 25 años trabajando como abogado decidiste pasarte a la comunicación y la docencia, ¿por qué este cambio?
Fue un sueño hecho realidad. Siempre quise ser abogado, cuando ya llevaba bastantes años ejerciendo la abogacía, soñaba con enseñar. Por otra parte, el mundo de la comunicación siempre me ha fascinado y, mientras ejercía me saqué la titulación de Experto en Retórica y Argumentación Jurídica en la Universidad Complutense y Master en Comportamiento No Verbal por la Universidad Camilo José Cela. Luego todo llegó solo, concluí mi trabajo de abogado con una asesoría de empresas y decidí dar el salto a esta nueva actividad. Jamás me he arrepentido.
¿Cómo de cerca está el mundo de la abogacía del de la comunicación?
Más que la abogacía de la comunicación, yo diría que es a la inversa, la comunicación está cerca de toda actividad humana, también de la abogacía. Siempre que queremos entender a alguien, hacernos entender, intercambiar ideas, etc. la comunicación juega un papel fundamental, en la abogacía hay mucha comunicación: abogado-cliente, abogado-abogado, con los organismos jurisdiccionales, en las negociaciones, en los juicios…
¿Qué puede enseñarle un abogado sobre comunicación a un comunicador?
No conozco una persona o una profesión de la que, al menos yo, no pueda aprender y mucho. Tal vez, los aspectos más interesantes podrían estar relacionados con saber reconocer las fortalezas y debilidades de los demás, o a argumentar y a rebatir otros puntos de vista; en cualquier caso siempre dependerá de cada persona, de cada profesional y su experiencia, de lo poco o mucho que se haya desenvuelto en su actividad y con otras personas.
¿Qué factores engloba la comunicación no verbal?
Toda la comunicación humana, incluida la verbal, aunque el nombre pueda dar lugar a pensar lo contrario. Analizamos el rostro y cómo se reflejan las emociones en el mismo, las posiciones corporales, tanto en movimiento como en una situación más estática, la gestualidad de manos, brazos, piernas y pies, el manejo de las distancias, el uso del contacto físico, la mirada, las reacciones fisiológicas, la apariencia, la voz (entonación, volumen, velocidad…), el análisis de contenido (qué palabras usamos para comunicarnos, cómo construimos las frases, el uso de los verbos…) Y tan importante es lo que hacemos y es digno de observación y escucha, como lo que dejamos de hacer y no hay que pasar desapercibido.
¿Crees que las mayoría de las personas somos conscientes de todo lo que comunicamos?
Ni mucho menos, somos conscientes de una pequeña parte, muy pequeña, la mayoría escapa a nuestro control, y ahí es donde se encuentra el gran valor de descubrirla y saber interpretarla.
En esa misma línea, ¿cómo podemos diferenciar a un buen comunicador de alguien que no lo es?
En quienes le escuchan: ¿Le entienden? ¿mueve sus corazones? ¿anima a actuar y lo consigue? ¿verdaderamente enseña?… Se puede ser un magnífico comunicador y no haber ido al colegio, pero sabe cómo hablar a los demás para que le entiendan, conmueve, convence… En gran parte, una de las claves fundamentales se encuentra en creer y sentir muy dentro de uno mismo aquello que expresa a su público.
Dentro de su profesión también trabaja como entrenador personal para comparecencias públicas o judiciales, ¿cuál es su método de trabajo?
En primer lugar conocer bien para qué en concreto me necesita la persona, hay posibilidades diversas: un examen concreto, una conferencia, una charla TEDx, argumentar mejor ante tribunales de justicia, presentadores de televisión, negociar con mejores resultados… En segundo lugar debo estudiar a la persona, sus fortalezas y debilidades. En un tercer momento, reforzar los puntos fuertes y eliminar, minimizar o enseñar a gestionar los miedos, inseguridades, complejos o debilidades comunicativas que, en general todas las personas podemos tener. Y en cuarto lugar, practicar y practicar. Siempre dando tanta importancia al mensaje verbal como a la comunicación no verbal de la persona.
Tras su experiencia, ¿cree que la oratoria es algo innato o es cuestión de práctica?
Hay personas que ya nacen, por decirlo de algún modo, con una especial habilidad para hablar ante los demás y consiguen arrastrar a otros sin mucho esfuerzo. Otras lo estudian, lo practican y también pueden llegar a conseguirlo. Si tuviera que elegir, me quedaría con aquellas personas que parten más rezagados y su afán de superación y esfuerzo personal le hacen llegar hasta donde nadie habría imaginado cuando de pequeño era un niño o una niña callados y tímidos. Este grupo me fascina y toda admiración es poca.
Está claro que la comunicación no verbal es esencial en medios audiovisuales pero, ¿cómo se traslada a entornos digitales?
La comunicación no verbal es la parte de la comunicación más innata que traemos como herencia de nuestros ancestros. La solemos llamar, en muchos casos, “intuición”, y es lo que nos hace en una y mil ocasiones decidirnos entre confiar o no en una persona, en un producto, en un servicio… Comunicar dirigiéndonos a la zona límbica de nuestro cerebro dará grandes y, sobre todo duraderos resultados, es nuestro lado emocional. Recordemos lo que nos dejó escrito Maya Angelou: “la gente olvidará lo que dijiste, olvidará lo que hiciste, pero jamás olvidará cómo la has hecho sentir”. Hagamos sentir y nuestro recuerdo será imborrable.
¿Qué características debería de tener una web más allá del texto para que se considere que comunica bien?
Siempre pensar en el que la ve más que en quien la hace. Rostros, miradas, sonrisas, frases breves y con contenido, jugar con ciertos colores, siempre van a llegar de un modo rápido y eficaz a ese cerebro límbico del que he hablado. De todos modos, yo no soy ningún experto en la realización de páginas webs y debo reconocerlo, seguro que aquí encontraréis profesionales mejor cualificados que yo.
Cuando hablamos de comunicación en publicidad y marketing a veces sale a colación esa expresión que dice:“lo que no decimos es más importante que lo que decimos”. ¿Está de acuerdo con esa afirmación?
Peter Drucker decía que “lo más importante en la comunicación es escuchar lo que no se dice” y no le faltaba razón, aunque tampoco hay que dejar de lado lo que también se nos cuenta y cómo se hace. Equilibrio, no demos toda la importancia a un solo aspecto y obtendremos mejores resultados. Tomar conciencia de aquello que se nos debería contar y no se hace, intuyendo o sabiendo que no es por descuido, nos hará conocer las grandes debilidades de la persona o del producto.
¿Qué opina sobre la idea de que los receptores cada vez se están volviendo más visuales? ¿Podemos aprovecharnos de esta tendencia? ¿Cómo?
En mi opinión, la mayoría de personas sí son más visuales. La información nos entra por los ojos, por tanto, comunicar obviando esta realidad sería una dificultad, aunque esto es como todo, siempre puede verse el mundo desde otra perspectiva: si todas las marcas se enfocan hacia los “visuales” y una lo hace más hacia los “auditivos” por ejemplo, ¿quién se llevará más gente a su terreno, quien compite contra un público mucho más amplio, o aquel que se dedica a un público más reducido pero con casi nula competencia? Ahí lo dejo…
¿Ves alguna relación directa o indirecta entre la comunicación no verbal y el desarrollo de web centrado en la experiencia de usuario?
La comunicación no verbal siempre suma y nunca debe desdeñarse. Todo aquello que sea comunicación que consiga una mejor experiencia en el entorno web del usuario será más positivo para este último y, en consecuencia, resultará más eficaz también para la web.